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Leer y escribir por el camino

Cómo estudiar para las oposiciones

Claves para el estudio  [Vía: http://www.oposicion-secundaria.com/como-prepararse.html]

Es muy conveniente que el lugar de estudio no varíe continuamente. Aunque tampoco está mal cambiar de vez en cuando ese lugar, para que no se convierta en una referencia psicológicamente negativa en cuanto al cansancio.

Es necesario no improvisar el estudio, sino que es imprescindible programar adecuadamente tanto las horas como el material que va a ser objeto de estudio.

Aunque el objetivo final consiste en aprobar la oposición, es necesario marcarse tareas a corto plazo. Por ejemplo, subrayar los temas, extraer valiosos resúmenes personalizados por cada cual, ejercitarse en los diferentes ejercicios prácticos que serán propuestos en la oposición, realizar mapas conceptuales de cada tema, hacer breves esquemas para memorizar, ejercitarse en la dicción para la exposición oral, controlar que sepamos verter en el tiempo del que disponemos todo lo esencial del tema, ya sean dos horas escribiendo o una hora hablando. Si estudiamos en solitario y sin preparador, convendría exponer los temas orales a alguna persona que, a ser posible, esté versada en el tema, con el fin de que nos oriente sobre posibles defectos en nuestras exposiciones (excesivo movimiento de las manos o los pies, hablar demasiado rápido o demasiado lento, no controlar el tiempo real del que disponemos, etc.).

Muchas veces nos preguntan a los preparadores de oposiciones cuánto tiempo hay que dedicar diariamente al estudio. La respuesta, como es obvio, nunca podrá ser unívoca, pues depende del bagaje intelectual previo del que se disponga (no es lo mismo, sirva como ejemplo, una persona que se ha doctorado y que posee una disciplina metódica comprobada que un chico que acaba de licenciarse o diplomarse), de la dificultad de la oposición concreta, del tiempo que podemos dedicar a la preparación (si trabajamos o estudiamos algo además de la oposición), de si dispone de todo el material necesario o tiene que perder su tiempo buscando información, etc.

Lo usual, dicho sólo a título indicativo, es que se comience estudiando unas 4-5 horas diarias, hasta crear el adecuado hábito de estudio, para aumentar progresivamente el tiempo, hasta llegar a unas 8-14 horas diarias de estudio, dependiendo de lo antedicho.
 

Algunos consejos sobre hábitos y técnicas de estudio [Vía: http://www.oposicion-secundaria.com/como-prepararse.html]

Es evidente que cada cual tiene su propia forma de estudiar, sus técnicas de estudio y sus hábitos de trabajo intelectual. Pese a esto, abordar el estudio de una oposición implica disponer de unas adecuadas técnicas de estudio así como sólidos hábitos de trabajo.

ES NECESARIO, por tanto, habituarse a lo siguiente:

No estudiar más de dos horas consecutivas. Al menos en ese tiempo tenemos que hacer una pausa, para despejarnos, realizando ejercicios de estiramiento (espalda, lumbares, brazos, ojos, etc.).

Subrayar los temas (a ser posible con tinta fluorescente de color claro) de tal forma que lo subrayado tenga una coherencia interna y pueda ser vertido por el opositor en los resúmenes, a tenor del tiempo del que dispone para cada prueba.

Hay que evitar memorizar datos secundarios, yendo a lo esencial: ideas más relevantes, fechas imprescindibles, etc.

El «Indice sistemático» que acompaña a cada uno de nuestros tema es ya un esquema del mismo. Es conveniente memorizarlo.

Realizar mapas conceptuales gráficos, que permitan una visión sinóptica o panorámica de todo el tema, atendiendo a las relaciones entre las diferentes ideas.

Ejercitarse en la escritura de cada tema durante dos horas, ni más ni menos.

Realizar exposiciones orales ante un público, o grabando en casete la propia exposición para cerciorarnos de no cometer errores de dicción, grandes silencios, etc.

Dominar las partes fundamentales de las unidades didácticas o de trabajo.

Acostumbrarse a la resolución de los ejercicios específicos de cada especialidad.

Memorizar lo más importante; lo que no se recuerda, no se sabe.

Grabar los resúmenes de los temas en casete, con una duración que oscile entre 30 y 45 minutos. Esto servirá para memorizar los temas, pues la memoria auditiva retiene más limpiamente los datos y es más duradera a medio y largo plazo.

Realizar una lectura comprensiva de los temas, realizando «aprendizajes significativos» en lugar de «empollar» cosas que no se entienden, pues esto es una tarea inútil.

Estudiar realizando una memorización comprensiva, pues si es verdad que sólo se sabe lo que se recuerda, sólo se sabe bien lo que se es capaz de escribir o exponer oralmente.

Ejercitarse en el repaso de los temas (o de los resúmenes, o los esquemas), «jugando» de vez en cuando a intentar recordar los aspectos fundamentales de un tema que hace tiempo que no estudiamos expresamente.

La memoria se potencia ejercitándola frecuentemente.

Fortalecer la propia voluntad así como el autoconcepto. Poco a poco, cuando vayamos viendo que nuestro estudio empieza a dar sus frutos (lo sabremos cuando realicemos simulacros de exámenes, tanto escritos como orales, con éxito).

Ensayar, sobre todo para la primera lectura de los temas, técnicas de lectura rápida (evitando vocalizar lo que se lee, ayudándonos de un bolígrafo debajo del texto para evitar distracciones y saltos de línea, etc.).

Elaborar previamente a los exámenes (sean simulacros o ya en la oposición) un esquema previo, o un mapa temático, etc., con el fin de saber exactamente cuántos capítulos o epígrafes vamos a desarrollar a tenor del tema elegido y del tiempo del que disponemos.

Tener, a la hora de los exámenes, el material adecuado: bolígrafos que no signifiquen un esfuerzo para escribir (en el mercado los hay muy buenos, como rotuladores finos...), un folio «en sucio» para escribir ideas, conceptos, fechas, etc., que podemos utilizar.

En el ejercicio escrito hay que procurar que la ortografía, e incluso el tipo de la letra, la adecuación de la redacción, la estructuración sean las adecuadas. Debemos evitar que la premura en la redacción de un tema tenga como consecuencia una caligrafía descuidada e ilegible.

Tener en todo momento delante un reloj, para saber el tiempo del que disponemos.
Disponer de una alimentación equilibrada, y también evitar, en la medida de lo posible, hábitos no saludables (tabaco, alcohol...).

Es necesario, o muy conveniente, realizar algún tipo de deporte a un nivel medio, que no requiera grandes esfuerzos, pero que sirva para descargar toxinas, "ahorrar" energías y vitalizar el organismo.

ES DESACONSEJABLE:

Estudiar nuestros temarios conjuntamente con otros. Nuestros temas tienen una unidad interna con afán de globalidad. Si se usan otros temas, sobre todo de baja calidad, que son los que más abundan (normalmente fotocopiados) entre los futuros opositores, se corre el riesgo de mezclar la calidad con la precipitación y la falta de rigor.

Estudiar los temas consecutivos; es necesario ir mezclando los bloques temáticos, pues de lo contrario se habrán olvidado las cosas.

No disponer de hábitos de estudio rigurosos.

Estudiar como un «atracón» y abandonar el estudio después. Es mejor ir poco a poco que estudiar mucho «de golpe».

Estudiar en lugares donde se pueda uno distraer fácilmente (con música, en bibliotecas públicas saturadas de gente, viendo la televisión, etc.).

Ensañarse con ideas negativas («me queda mucho», «no me va a dar tiempo», «la gente está mejor preparada que yo», etc. Hemos de saber que nuestros materiales son de primerísima calidad, ampliamente probados en tribunales y que depende de nuestro esfuerzo poder ganar la oposición.

Cómo y dónde estudiar

Como hemos dicho, cada cual tiene sus propias costumbres. Si nos ha ido bien en nuestros estudios universitarios no es conveniente cambiar sustancialmente de hábitos. Sin embargo, ofrecemos algunos consejos:

La temperatura ambiente del lugar donde estudiemos debería estar a unos 22-25 grados, dependiendo de lo calurosos o frioleros que seamos.

A la hora de sentarnos a estudiar hemos de estar cómodos, pero no en exceso. La espalda estará recta, evitando forzar la posición de la columna vertebral.

La luz más adecuada para estudiar es la natural, con tal de que no nos dé de lleno, sino de forma indirecta.

En cuanto a la luz artificial, es más conveniente una bombilla de 60w que una de 100w. Es muy aconsejable que sea una bombilla azulada, pues refleja una luz mucho más blanca, con lo que la vista se fatiga menos.

Mejor que un flexo con luz es una lámpara, que esté situada a la altura del hombro y dispuesta en el lado contrario de la mano con la que escribimos.

Ante nosotros hemos de tener todos los materiales que necesitemos (los temarios, resúmenes, bolígrafos, folios, etc.).

La mesa de estudio debe contener todo este material, pero estará despejada de otras cosas. La organización y la limpieza son muy importantes cuando nos espera una larga sesión de estudio.

Si hace falta, tendremos delante un diccionario.

Hay que evitar levantarse frecuentemente. Los familiares o amigos deben saber que no deseas que se te interrumpa.

La ropa debe ser ligera y no debe apretar. Lo mismo vale decir de los zapatos.

Antes de leer detenidamente un tema, lo leeremos de forma más rápida, sin subrayar ni tomar notas, sólo para percatarnos de su desarrollo, sobre el planteamiento de las cuestiones, el nivel de dificultad, para comprobar si hay material que nos resulte ya conocido o es todo novedoso, etc.

Después tendremos que sintetizar el tema para que se acomode a nuestro propio planteamiento, haciendo hincapié en lo que estimamos más relevante, aquello de lo que tenemos más conocimientos.

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